En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante y detrás de cada noche viene una aurora sonriente





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miércoles, 10 de abril de 2013

Mamushkas, matrioshkas o como apetezca

Hola amigas como va? yo por aqui con ganas de compartir alguna cosita. Lo primero es contarles algo de mi: adoro las mamushkas, ya saben esas muñequitas rusas que se encastran unas en otras y que tienen unos diseños florales increibles en su indumentaria; me parecen coloridas, dulces, pero creo que me gustan mas desde que conozco su historia...la compartimos?

El viejo Seguei había nacido al sur de la ribera oriental del Volga, cerca de la región del Caúcaso. Como sus padres, y los padres de sus padres, y aún incluso los padres de éstos, el viejo Serguei había dedicado su vida a transformar la madera. Como ya habrán imaginado, era carpintero. Fabricaba desde muebles a hermosos juguetes, caballos de cartón y móviles, pasando por silbatos tallados y hasta instrumentos musicales. Cada semana, salía a recoger la madera necesaria para sus jornadas de trabajo. La seleccionaba de forma precisa, y de una sola ojeada sabía para qué podría ser utilizada. Aquella noche había caído una abundante nevada. Sin embargo, cuando los primeros rayos perezosos de sol comenzaron a despertar, y pese al frío que helaba hasta el aliento, Seguei salió de la cabaña y recorrió lentamente el camino hacia el bosque. El suelo y las hojas de los árboles aparecían completamente pintados por la inmaculada nevada y aún incluso los rayos del sol, que empezaban a despuntar, reflejaban y lo deslumbraban con su luz blanquecina.
Serguei recorrió un largo camino y no encontró más que pequeños maderos y troncones que, como mucho, le servirían para azuzar la estufa de la casa. Aquel no parecía que fuera a ser un día productivo porque los empleados de los grandes aserraderos no habían dejado ningún tronco olvidado o podrido. De pronto, en un claro del bosque, el viejo Serguei se fijó en un montón de nieve que sobresalía en el llano. Se acercó pensando que se trataría de un animal agazapado y al agacharse vio el más hermoso de los troncos que nunca antes había recogido. La madera, blanquecina, parecía brillar bajo los primeros rayos, y del grueso del tronco surgía un halo de vida, casi tan intenso como el de los oseznos al nacer. Serguei cogió con todas sus fuerzas el tronco en sus manos y lo llevó a casa. Pero, así, con aquella fuerza que desprendía, el viejo Serguei no sabía qué fabricar con él. Debía ser, sin duda, algo muy especial.

Durante los siguientes dos días, con sus respectivas noches, Serguei no podía comer, ni dormir, ni trabajar. Tal era su obsesión por aquel tronco. Finalmente, una mañana, cuando había caído rendido por el cansancio, despertó y decidió, sin más, que fabricaría una muñeca. Aquel mismo día puso el tronco sobre la mesa de trabajo y empezó a tallarla suave y delicadamente. El trabajo, arduo, duró más de una semana, y cuando la terminó Serguei se sintió tan orgulloso de su obra que decidió no ponerla en venta y la guardó consigo... sin, duda, para que lo acompañara en su soledad. Le puso por nombre mamushka.

Cada mañana, Serguei se levantaba y la saludaba cortésmente antes de iniciar sus tareas:
-Buenos días, mamushka.
Un día tras otro repetía la misma cantinela, hasta que, de pronto, una mañana, un tenue susurro le respondió:
-Buenos días, Serguei.
El viejo Serguei se quedó tremendamente impresionado y repitió:
-Buenos días, mamushka...
-Buenos días, Serguei -le contestó la muñeca, en un hilo de voz.

Maravillado, Serguei se acercó a la muñeca para comprobar que era ella quien hablaba y no sus viejos oídos los que le jugaban una mala pasada y, desde aquel día, vio acompañada su soledad por la pequeña mamushka, que era un pozo de palabras y risas, y lo distraía y alegraba en su trabajo diario. Eso sí, mamushka sólo hablaba cuando los dos, carpintero y muñeca, estaban solos.
Una mañana mamushka despertó muy triste. Serguei, que no tenía un pelo de tonto, había venido observando la tristeza en los ojos de la muñeca desde hacía varias semanas. Tras mucho rogarle, mamushka, un poco avergonzada, le explicó que ella veía cada día por la ventana a los pájaros con sus crías, a los osos con sus oseznos, y hasta a las orugas que parecían verse perseguidas por millones de oruguitas que se enganchaban unas a otras formando una gran cordada...
-Incluso tú -apuntó mamushka- tú me tienes a mí, pero yo también querría tener una hija.
-Pero entonces -respondió Serguei- tendría que abrirte y sacar la madera de dentro de ti, y sería doloroso y nada fácil.
-Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios -respondió la dulce mamushka.
Y así fue como el viejo Seguei abrió a mamushka y extrajo cuidadosamente la madera de su interior para hacer una muñeca, casi gemela, pero un poco más pequeña, a la que llamó Trioska. Desde aquel día, cada mañana, al levantarse, saludaba:
-Buenos días, mamushka; buenos días, Trioska.
-Buenos días, Serguei; buenos días, Serguei -respondían ellas al unísono.
Ocurrió que también Trioska sintió la necesidad de ser madre. De modo que el viejo Serguei extrajo la madera de su interior y fabricó una muñeca aún más pequeña, a la que puso por nombre Oska. Al cabo de un tiempo también Oska quería tener su propia hija, pero al abrirla Serguei se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo pedazo de madera, tan blanca como el primer día, pero del tamaño de un garbanzo. Sólo una muñeca más podría fabricarse. Entonces el viejo Serguei tuvo una gran idea. Fabricó un pequeño muñeco, y antes de terminarlo, le dibujó unos enormes bigotes y lo puso ante el espejo diciéndole:
-Mira Ka,... tú tienes bigotes. Eres un hombre, o sea, recuerda que no puedes tener un hijo o una hija de dentro de ti.
Después abrió  a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a mamushka. Puso a Trioska dentro de mamushka y cerró a mamushka.
Y esta es la historia de Seguei y su muñeca mamushka. Un día mamushka desapareció y nunca la han vuelto a encontrar.  Si la encuentran no duden nunca en darle el mayor cariño, porque ella no dudó en hacer el mayor de los sacrificios por alcanzar algo tan importante como la maternidad.

Que les ha parecido?
Con ganas de tener su propia mamushka? Pues aqui en el lateral, en la sección de tutoriales, podrán encontrar    una muñequita portamovil, que lo mismo es válida para lo que gusten realizar ya sea aplique, muñeca para poner sobre una mesa o hasta una pequeña para adornar el móvil...También alli encontraran algunas imágenes para las amantes del bordado. 

De mi parte hoy les comparto los patrones de las muy conocidas mamushkas tildas....espero las hagan y las disfruten...manden foto!!

En la web http://elhogardetilda.blogspot.com encontraran un magnífico tutorial de como hacer paso a paso estas hermosas muñecas

Cariños y buena costura para tod@s!

4 comentarios:

Ana-Belén Vargas dijo...

Muy bonitas, me encantan y muy bonito e interesante la explicación. Siempre es bueno aprender. Muchas gracias por el tutorial un beso

Carmen dijo...

Preciosa la historia, gracias por compartirla
Bsssss

Unknown dijo...

Lola, gracias por tu compañía, y qué lindas las palabras del inicio de la portada del blog, me viene justo.Un beso muy grande amiga y nuevamente gracias por acariciar mi alma!!!!!

Tere.VC. dijo...

Si alguna vez te vienes de visita a Andorra, tenemos un museo dedicado a ellas, es precioso.

Besos
http://elmeutallertere.blogspot.com/